miércoles, 22 de octubre de 2008

martes, 21 de octubre de 2008

Donaciones

En el último artículo publicado, el periódico anuncia que la familia ya ha recaudado una cantidad de dinero equivalente al tratamiento durante dos meses. Sin embargo, el estado de esta joven es mucho más grave y consecuentemente, necesitará más tiempo para recuperarse, aún más si necesita realizarlo en el hospital apto para ello.

Debido a esto, hemos decidido crear esta página, mostrándoles su historia, lo que le ocurrió y la forma de ayudarla.

Para esto, se ha creado una cuenta bancaria a nombre de:
Trinidad Pina López Nº 2100-3850-76-0100210466 La Caixa

En esta cuenta podrán realizar sus donaciones, las cuales, su familia necesita y agradecerá profundamente.

Nunca olvidemos que podemos ser nosotros o aquél que más amamos que puede necesitar la ayuda que Mariví necesita.

De antemano muchas gracias.

Mariví luchará en Mondragón

Artículo publicado en http://www.elcorreodigital.com

Su familia logra recabar 14.000 euros en donaciones para recibir tratamiento en un centro especializado en daños cerebrales

La solidaridad ciudadana ha llenado el hueco que deja abierto la sanidad pública. Decenas de donantes anónimos son los responsables de que la joven vitoriana María Victoria Pina López tenga una oportunidad para atemperar los graves daños cerebrales que padece como consecuencia de la brutal agresión que sufrió hace dos meses en Cáceres. Fuentes médicas ya advirtieron de que las esperanzas de que vuelva a su vida anterior son escasas pero que, de haber alguna, pasa por su ingreso en el centro Aita Menni, de Mondragón. El problema estriba en que se trata de un hospital privado, inaccesible para la modesta economía de la familia de Mariví, porque la Sanidad pública no se hace cargo de su tratamiento.
EL CORREO hizo público el caso el pasado jueves, cuando las hermanas de la chica -de 31 años y vecina de Abetxuko- abrieron una cuenta bancaria (2100-3850-76-0100210466 en La Caixa) para recibir donaciones. Y este intento desesperado por recabar apoyos ha dado resultado. «Ya hemos reunido 14.000 euros», se felicita Carmen Pina, hermana de Mariví. Una cantidad que cubrirá los gastos para dos meses de internamiento en el centro especializado en daños cerebrales adquiridos de Mondragón. «Nos tienen que llamar para saber cuándo quedará una cama libre, aunque nos dijeron que podría ingresar a finales de mes», señala satisfecha. «Sobre todo, queremos agradecer un montón el apoyo que nos ha prestado todo el mundo».
La mitad de esos 14.000 han llegado de parte de parientes y amigos. El resto ha aparecido en la cuenta bancaria en un goteo de decenas de donaciones anónimas efectuadas por personas conmovidas por la truculenta historia de Mariví.
La pesadilla comenzó a mediados de agosto cuando un amigo de la joven la encontró inconsciente en una casa de Alcántara (Cáceres). Es el pueblo de su padre, y allí estaba pasando las vacaciones. La estancia se encontraba destrozada, igual que el cuerpo de Mariví. Tras dos semanas en coma, la chica se despertó, ya ingresada en el hospital Santiago de Vitoria. Sin embargo, desde entonces y hasta hoy, la joven permanece postrada, no habla ni puede moverse. El informe médico señala que «es difícil hacer una valoración precisa de sus funciones intelectuales», y que tiene una «afectación severa de tronco cerebral, cerebelo y ambos tálamos». Como consecuencia de todo esto padece un «severo déficit neurológico».
Progresos imprevistos
Los médicos son cautos a la hora de manifestar su pesimismo al calificar su pronóstico de «sombrío». Sin embargo, también recuerdan que en un principio nadie esperaba que Mariví sobreviviera al coma y mucho menos que llegase a ingerir alimentos, como acabó por ocurrir. «Dada su juventud y los progresos observados hasta ahora recomendamos un tiempo de rehabilitación», reza el informe.
El problema es que la sanidad pública no ofrece la rehabilitación recomendada, y por eso arrancó la campaña en busca de apoyos. La sociedad alavesa ha respondido, y la chica podrá luchar en Mondragón por recuperar su vida.
Mientras, continúa la investigación policial para dar con los autores de la brutal agresión. En este aspecto, la familia de la chica no oculta su disgusto ante la falta de información. «No nos dicen nada, sólo que sigue bajo secreto de sumario», lamenta Carmen.

Una vitoriana padece graves daños cerebrales tras sufrir una brutal paliza

Artículo publicado en http://www.elcorreodigital.com

La joven pasó semanas en coma y ahora su única esperanza es recibir cuidados que no ofrece la sanidad pública

Mariví come con dificultad la papilla que le da su hermana Carmen en el hospital Santiago. Tiene la cabeza ladeada, la mirada perdida y apenas puede mover las piernas y las manos retorcidas. Los médicos dicen que es difícil hacer «una valoración precisa de sus funciones intelectuales», pero su familia asegura que se da cuenta de todo. Eso explica que llore a menudo. La joven vitoriana tiene 31 años y su vida cambió, casi terminó, hace dos meses. Los innumerables golpes que recibió por parte de uno o varios desconocidos la dejaron al borde de la muerte. Desafió las previsiones médicas y consiguió vivir. Pero aún le queda lo más duro.
La salvaje agresión se produjo en Alcántara (Cáceres) a mediados de agosto. María Victoria Pina López, vecina de Abetxuko, pasaba las vacaciones en el pueblo de su padre. El día 16 su hermana Carmen regresó a Vitoria y Mariví se quedó sola en la casa que había alquilado. Esa noche salió de fiesta y a las cinco y media de la mañana tres amigos la acompañaron de regreso a casa. Fue la última vez que la escucharon hablar.
«El domingo no cogía el teléfono», recuerda su hermana Irune, que se había quedado en la capital alavesa. «Pensamos que estaría durmiendo, aunque nos extrañó porque era el día de las vaquillas, y nunca se las perdía». El lunes, un amigo llamó desde Alcántara «para ver si seguía allí, porque no sabía nada de ella». Entonces se encendieron las luces rojas y la familia, desde Vitoria, pidió al chico que entrara en la casa.
La puerta estaba cerrada por dentro, pero una ventana se encontraba abierta. Cuando accedió al interior halló a la joven «inconsciente en el suelo, llena de moretones, cortes... estaba destrozada». La habitación presentaba el mismo aspecto, «con todo por el suelo, mesillas tiradas, muebles rotos, cajones sacados», recuerda su hermana. «Los médicos dicen que todo ocurrió entre la una y las tres de la tarde del domingo, así que estuvo más de un día en ese estado». Estaba en coma y había sufrido dos infartos cerebrales. Los forenses le dijeron a la familia que no había sido violada y que se había defendido enérgicamente del ataque. Recopilaron muestras de ADN de las uñas y del resto de la casa.
De guardia en la habitación
Durante quince días estuvo en coma. Primero, en el Hospital San Pedro de Cáceres, donde pasó dos semanas. Luego, en Vitoria. A los dos días de llegar a Santiago, a principios de septiembre, abrió los ojos. Según el informe médico, tiene una afectación severa de tronco cerebral, cerebelo y ambos tálamos y padece un «severo déficit neurológico». Las lesiones «le impiden por completo la expresión verbal», aunque «muestra una comprensión algo irregular del lenguaje hablado». Los miembros los consigue mover de «forma voluntaria pero no controlada».
En todo este tiempo la familia asegura no haber tenido noticias de la marcha del caso, que está bajo secreto de sumario. Dicen que ni hay sospechosos ni acaban de llegar las pruebas de ADN, aunque se investiga en el entorno cercano a la joven. Y, como es evidente que el ánimo del agresor o agresores era acabar con la vida de Mariví, hermanas, amigas, padres y otros parientes no la dejan sola en la habitación que ocupa aún en Santiago por miedo a que «el que ha sido venga a rematar la faena», sobre todo «si sospecha que ella podría recordar lo que pasó».
Pero lo que más les preocupa es la recuperación. Y aquí el panorama es sombrío. Fuentes médicas confirman que poco queda por hacer en el hospital. Las esperanzas de mejora pasan por acudir al Aita Menni, centro especializado en daños cerebrales ubicado en Mondragón. Pero «es privado, y cuesta más de 7.000 euros al mes», se lamenta la familia, que ha abierto una cuenta bancaria (2100-3850-76-0100210466 en La Caixa a nombre de Trinidad Pina López) para recabar ayudas.
¿Es posible que la sanidad pública no ofrezca estos tratamientos? Las mismas fuentes médicas reconocen que el tema del daño cerebral adquirido «no está muy bien atendido». La mayor parte de los casos son fruto de accidentes de tráfico, y los seguros se hacen cargo. Pero Mariví no ha tenido un accidente de tráfico.